Empezamos a sospechar que habría ambientillo cuando al llegar vemos que la fiesta es en una nave y el aparcamiento está lleno a rebosar. Pues serán latinos, pensaba yo, porque alemanes imposible vamos, IMPOSIBLE. Y va a ser que imposible no era no, que la pista estaba hasta atrás de alemanes y alemanas moviendo las caderas como si hubiesen nacido en las tierras cálidas de cualquier país de Sudamérica. Todos con sus pasos de baile recién salidos de las academias de salsa del lugar (que parece ser que en algún sitio las hay aunque todavía no he descubierto donde). Eso sí, teniendo en cuenta que las calles no estaban como para pasear en tacones, las alemanitas del lugar optaron por llevarse su calzado de repuesto y así poder lucir los salones en la pista sin coger la gripe de su vida al salir al exterior...
Como dirían por aquí: "Alles hat ein Ende, nur die Wurst hat zwei!"="Todo tiene un final menos la salchicha, que tiene dos".
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